viernes, 20 de diciembre de 2019

Video del barranco del Curiquingue

Aquí os dejamos un pequeño video con escenas de la apertura del barranco del Curiquingue que tanto nos costó explorar . Esperamos que os guste



lunes, 16 de diciembre de 2019

Barranco de Curiquingue

Estrenamos este blog con una primera crónica de nuestras exploraciones en Ecuador y que recoge la apertura del Curiquingue.

Este barranco no es el más espectacular de los que hemos abierto aquí. De hecho, el entramado de troncos que obstaculizan el cauce hace que la progresión sea lo suficientemente tediosa como para no darle una segunda oportunidad. Sin embargo la historia de su apertura es muy representativa de lo que es la exploración en este país.

Volcán Tungurahua
Ecuador es un territorio lleno de oportunidades para el barranquismo. Sólo en las faldas del Tungurahua hemos abierto unos trece descensos de gran envergadura, con cascadas de más de 150 metros de altura. El Tungurahua es sólo uno de los casi 100 volcanes que emergen en este país y que llegan a superar los 6.000 metros de altura. El barranquismo aquí se puede considerar como un deporte emergente, por lo que los barranquistas ecuatorianos todavía carecen de un mercado desarrollado que les permita adquirir con facilidad los material y equipos necesarios. Sin embargo, a diferencia de otros países como Bolivia o Perú, hay una mayor difusión y conocimiento de estos deportes de aventura, siendo el descenso de cañones una de las actividades principales en la oferta turística de zonas tan populares como Baños de Agua Santa.

Explorando en la zona de Bilbao, río Chambo
Las exploraciones en Ecuador las iniciamos en mayo del año pasado, junto con el equipo Tayos Team. Este equipo de barranquistas nativos ya disponía de experiencia en la apertura de pequeños barrancos. Muchos de ellos además son bomberos y paramédicos, por lo que disponían de amplios conocimientos del deporte y herramientas para solucionar cualquier contingencia. Desde el primer momento tuvimos una gran sintonía con el equipo, siendo la mayoría de ellos jóvenes con ganas de nuevos desafíos. Nosotros aportábamos la experiencia de nuestras exploraciones en Perú, lo que nos iba a permitir afrontar la apertura de los grandes barrancos de Ecuador.

Instalaciones cedidas por el GADM Penipe
Las faldas del volcán Tungurahua fueron el escenario de nuestras primeras exploraciones. El entorno salvaje y los bastos desniveles que podíamos observar desde sus inmediaciones auguraban desde el principio un buen número de descensos de interés. En 2018 el campo base lo instalamos en un lugar conocido como Capil, utilizando las instalaciones de un balneario abandonado ubicado en las inmediaciones de la zona de exploración. Aunque se trata del volcán Tungurahua, este sector se encuentra ubicado dentro de los límites de la provincia del Chimborazo, entre las municipalidades de Puela y El Altar, pertenecientes al GADM de Penipe. Queremos hacer hincapié en ello, ya que siempre hemos tratado de hacer partícipe a las municipalidades de nuestro trabajo, estableciendo convenios de colaboración. En este caso, han sido la preceptura del Chimborazo y la municipalidad de Penipe quienes nos han tendido una mano para facilitarnos la exploración. Este año, nos han cedido unas instalaciones municipales donde hemos podido domir en una cama y darnos una ducha caliente.

El volcán Tunguraua

Por entrar en antecedentes, comentar que la última gran erupción de volcán del Tungurahua (5.023 msnm) fue en época reciente, concretamente en el 2006, con réplicas en 2008, 2010, 2012, 2014 y 2016. Los flujos laháricos y las cenizas destruyeron los campos de cultivo y calcinaron los animales. Los municipios de Baños, Juive, Palictagua, Bilbao y Cusúa fueron evacuados mientras que en otros lugares la población fue confinada. Incluso el curso del río Chambo quedó colapsado, generando una presa natural que estuvo apunto de desbordar y arrasar con los municipios habitados aguas abajo. Aquello supuso un antes y un después para todos los habitantes de los municipios afectados.

Acumulación de cenizas volcánicas en la base del la gran cascadada de Mayorazgo de 160 metros de altura
El estado de alerta se mantuvo hasta principios de 2018, momento en el que finalmente se declaró zona fuera de riesgo. Esta alerta ha sido la espada de Damocles de los vecinos, ya que supuso la congelación de cualquier tipo de inversión pública en la zona. El levantamiento de la alerta está permitiendo a los municipios reanudar sus inversiones y promocionar sus recursos naturales que después de tantos años se encuentran prácticamente vírgenes.

Vistas del curiquingue desde el margen derecho

Este hecho es de vital importancia para entender las particularidades de las exploraciones en el Tungurahua. Nos encontramos ante un volcán activo, que ha sufrido erupciones muy recientemente que han afectado al interior de estos barrancos con fenómenos de una magnitud insospechada. Muchos de los cañones explorados se convirtieron en los aliviaderos naturales de los lahares del volcán durante su fase eruptiva.

Sin embargo, el barranco de Curiquingue se encuentra en la ladera opuesta. Es el único barranco que hemos podido abrir en el margen izquierdo del río Puela. Este río limita enormemente las oportunidades de exploración de los cañones ubicados en ese lado, ya que todos terminan en el interior de su cauce. Las altas paredes que lo confinan no ofrecen ninguna oportunidad de escapatoria, por lo que la única salida se encontraría cruzando el río aguas abajo y saliendo por el margen derecho. Pero su elevado caudal ofrece pocas posibilidades para ello. A lo largo de las dos expediciones que hemos llevado a cabo en la zona, sólo durante un par de días hemos visto bajar el caudal de río Puela lo suficiente como para ofrecernos alguna posibilidad de cruzarlo.

Río Puela
Todo esto, sumado a la gran cantidad de agua que de por sí lleva el Curiquingue y el gran desnivel total (unos 800 metros) nos exigió un trabajo de prospección de varios días con el objetivo de encontrar un acceso por arriba, un escape intermedio para sectorizar la exploración y una exahustiva prospección del río Puela en busca de un paso factible que nos garantizara salir del último tramo.

Primera prospección

El día 22 de ocubre realizamos la primera prospección del barranco de Curiquingue. La localización de un acceso a la cabecera nos empleó un día entero. Gracias a la destreza de nuestro chófer y colaborador Luis Cisneros, conseguimos llegar con su 4x4 tras hora y media de pista embarrada, hasta las inmediaciones de un refugio. Desde aquí, en poco más de 10 minutos llegamos al cauce. En aquel momento el caudal no parecía un obstáculo, así que salimos con un objetivo cumplido: el acceso.

Explorando el Curiquingue con Jimmy
Lo siguiente que hicimos fue buscar un retorno desde el margen derecho. Aprovechando el abandono de la exploración prevista el día 23 debido a las condiciones meteorológicas, nos fuimos hacia Capil. Recorrimos las mismas sendas que empleamos el año pasado para abrir los barrancos del Niche, Valeriano y Palococha. Tras cerca de dos horas y media caminando, llegamos a la altura de la desembocadura del Curiquingue, pero en la orilla opuesta. El problema era que en ese punto, el río se encañonaba, por lo que nos encontrábamos sobre una pared de unos 150 metros de altura que franqueaba el cauce en ambos sentidos. Era imposible salir por allí. Apurando el día y aunque ya cansados, decidimos buscar un acceso al río aguas abajo de la desembocadura para tratar de remontarlo y llegar de esta otra forma a la salida del barranco. Cogiendo una senda que bordeaba una cabaña habitada y siguiendo las trazas de una pequeña trocha, conseguimos llegar al río Puela en un punto todavía a bastante distancia de nuestro objetivo. Remontamos río arriba por el margen derecho hasta llegar a un quiebro donde el cauce estrechaba y las paredes impedían continuar por este lado, haciendo necesario cruzar el río para seguir y comprobar si el cauce permitía vadearlo aguas arriba hasta la desembocadura. Pero en aquel momento no llevábamos equipo de neopreno ni el caudal era factible, por lo que terminamos la jornada con un montón de interrogantes y una certeza: teníamos que encontrar como fuera un acceso intermedio antes de las grandes verticales que daban al Puela.

Refugio en las proximidades del Curiquingue
Con este nuevo objetivo en mente, el día 25 un equipo se trasladó de nuevo a al Curiquingue con Luis y un joven guía llamado Jimmy conocedor de los caminos de esta zona conocida como Cerro Negro. Con sus conocimientos consiguieron llegar a un punto intermedio del cauce del Curiquingue, lo que nos abría la puerta de la exploración del primer sector. No sólo eso, sino que además, nos mostró un camino que, aunque más largo, permitía el acceso de los caballos.

Con esta información regresamos al campamento dispuestos a prepararar el material para bajarlo en cuanto pudiéramos


Primer intento

Primeros tramos del Curiquingue
El día 27 por la mañana amanece lloviendo, prácticamente como todos los días. Sin embargo no desistimos en el intento y siguiendo los planes establecidos salimos a las 5 de la mañana hacia Cerro Negro, que es el nombre de la zona del Curiquingue. Sin embargo, al llegar al refugio la lluvia no remite. Hacemos tiempo para ver si el tiempo despeja o cesa de llover, pero es en vano. Decidimos acercarnos a valorar el caudal, ya que no se encuentra muy lejos. Al llegar al cauce, el agua va de parte a parte, por lo que descartamos definitivamente la apertura para ese día y regresamos a Penipe.

El día 28 volvemos a intentarlo. De nuevo amanece con lluvia, por lo que posponemos la hora de salida, quedando con Luis a las 7 de la mañana. Finalmente la lluvia remite y partimos en dirección al Curiquingue. Una vez en el lugar y antes de cambiarnos, decidimos acercarnos para hacer una valoración del caudal. Cuando llegamos, el río ha menguado considerablemente. Sin embargo sigue siendo bastante alto, por lo que decidimos descartarlo de nuevo, confiando en que la estabilidad atmosférica se mantega durante unos días. Regresamos al campamento con el ánimo tocado ya que los días se agotan y parece que este barranco que tanto trabajo nos ha dado, se resiste a ofrecernos una oportunidad. Llegada la noche, decidimos atacar de nuevo al día siguiente con la esperanza de que el buen tiempo haya hecho mella en el caudal.
Primer rápel
El día 29 volvimos a quedar con Luis a las 6 de la mañana. Es el sexto día que dedicamos al Curiquingue, y el tercer intento de descenso. La exploración de este barranco se está convirtiendo no sólo en un reto deportivo, sino también en un desafío psicológico. Tanto tiempo y recursos dedicados a su prospección nos obligan más si cabe a poner punto final a esta apertura para poder pasar página y no dar por perdidos todos estos días.
Se trata del segundo día sin apenas precipitaciones. Los caudales de los ríos han bajado considerablemente, pero aún así, cuesta hacer acopio de optimismo después de las dificultades de estos días. Cualquier cosa puede pasar...
Llegamos al refugio pero esta vez, en vez de ir a echar un vistazo, decidimos cambiarnos directamente sin ir antes a comprobar el caudal. Vamos a por todas, sin titubeos. Somos conscientes de que el agua, aunque es un factor limitativo, podría sortearse mediante una equipación adecuada. Sin embargo, se trata de un descenso cuya cabecera se incia a 3.300 msnm. El agua está muy fría y la temperatura, sobretodo a estas horas de la mañana, congelan el ánimo del más entusiasta.

Segundo rápel
Al llegar al cauce vemos que lleva menos agua que el día anterior, pero el caudal sigue siendo elevado. Aún así, seguimos adelante. Nos abrimos camino entre unos primeros tramos emboscados. Multitud de troncos cruzan el cauce y la vegetación predomina sobre la oscura roca volcánica, obligándonos a sacar el machete de forma puntual. Tras varios resaltes menores, llegamos a un primer rápel de unos 6 metros que sorteamos desde un árbol del margen izquierdo. La roca del cauce resbala muchísimo, dificultando la progresión. Tras destrepar un enorme bloque, justo en un tramo de río más encajado, vemos como el agua se precipita al vacío en una cascada de unos 20 metros. El lecho en este punto está compuesto de un conglomerado reciente de muy mala calidad. Aunque en un primer momento intentamos sacar la cabecera sobre la vertical, finalmente nos vemos obligado a bajar desde un par de anillas fijadas en uno de los pocos espacios factibles de la pared. Esta instalación nos lleva directamente por el activo. Con un poco de habilidad, conseguimos sortear la vena principal bajando con cuidado por el margen izquierdo e instalando un rápel guiado.

Tercer rápel
Desde la base, las vistas de la cascada son realmente bonitas. El entorno es excepcionalmente salvaje y los colores de la selva resaltan sobre el fondo negro volcánico.

Seguimos avanzando, sorteando las murallas de troncos que encontramos por el camino hasta que de nuevo, la selva se precipita en una nueva vertical. Esta vez la salvamos por la izquierda, aprovechando un natural a un tronco. Esta nueva cascada alcanza los 50 metros.

Continuamos progresando por el cauce del Curiquingue, sorteando resaltes de diversa consideración y peleando con una gran cantidad de maleza y troncos cruzados hasta llegar a una nueva gran vertical. Esta vez la selva se desfonda en un gran abismo cuyo final no alcanzamos a ver. Nos aproximamos mediante un primer rápel entre naturales que tras unos 15 metros de descenso, nos deja en una repisa al borde la cascada. Desde allí, de una sola tirada bajamos esta formidable vertical montando la reunión en un árbol. Poco a poco vamos rapelando hasta que el contacto con el agua se hace inevitable. La morfología de la cascada en forma de diedro inclinado nos empuja hacia el activo principal, que a partir de la mitad canaliza con fuerza. En los últimos metros el contacto con el agua se hace inevitable y algunos de nosotros caemos irremediablemente debajo del chorro.

Cuarto rápel

La vertical alcanza los 70 metros de altura y desde la base podemos admirar la belleza de uno de los saltos más bonitos que hemos explorado en Ecuador. Pero poco nos dura el descanso. A escasos metros, una nueva cascada de unos 15 metros se interpone entre nosotros y la base final de este bonito circo.

Tras avanzar durante unos minutos, una nueva vertical aparece en nuestro camino. Para sortear esta cascada, conseguimos hacer un pasamanos desde el que conseguimos salvar casi toda la dificultad de esta hermosa cascada.

De momento, cada una de las dificultades que hemos superado tienen gran entidad y el conjunto sólo se ve deslucido por la gran cantidad de troncos que tanto dificultan la progresión.

Cuarto rápel
Finalmente llegamos a una gran cascada. Al asomarnos a la vertical podemos ver una gran cortina de agua que deberemos cruzar para alcanzar las profundidades de la selva. Dos parabolts de 10 mm ubicados sobre una sólida roca son los anclajes que nos van a permitir superar este rápel. Ponemos un tercer anclaje auxiliar para facilitar el acceso, ya que la reunión queda ubicada justo sobre la vertical. El rápel comienza en seco, pero poco a poco se va acercando a la cascada. Pese a que en los primeros metros es posible evitarla con un poco de habilidad, llega un momento en que la línea queda suspendida sobre la vena principal, sin posibilidad de poder evitarlo. A unos 20 metros del suelo, el agua pega con tanta fuerza, que en un intento desesperado por salir de la línea, tratamos de cruzar al otro lado del margen. Pero lo único que encontramos es más agua todavía, por lo que nos replegamos sobre nuestros pasos hasta volver al punto de inicio. Asumiendo que esto es lo que hay y que más abajo el agua nos va a dar con más fuerza todavía, hacemos de tripas corazón y seguimos bajando con decisión, soportando las arremetidas del agua que nos caen ahora desde 70 metros de altura. Nos centramos en no perder la visión ni el control del descenso. Finalmente todos conseguimos superar esta cascada que pone punto final a la exploración, ya que unos metros más adelante está la senda de salida. Este maginifico salto de agua pone el un broche de oro para finalizar el tramo superior del Curiquingue.
Quinto rápel
Tras recuperar las cuerdas y el aliento, comenzamos a salir. Sin embargo, en el punto de encuentro no está al guía con los caballos. Aprovechamos el parón para quitarnos los neoprenos y ponernos la ropa de aproximación. Son poco más de las 4 de la tarde. Quién nos iba a decir que lo que nos quedaba por andar iba a ser la parte más dura del día...

El retorno

El episodio que se narra a continuación puede ser muy ilustrativo para explicar el por qué la exploración no termina hasta que se llega a casa.

Para el retorno, tal como habíamos explicado, teníamos dos rutas alternativas: un camino largo, apto para los caballos y que íbamos a emplear para el porteo del material, y otro camino de fuerte pendiente pero que permitía regresar a la pista en apenas unas horas. Por este último regresaríamos una parte del grupo. Sin embargo, el día anterior el guía nos advirtió de un derrumbe que impedía el paso de los caballos por el camino más largo. No obstante él conocía un camino alternativo más corto y que llegaba también a la pista. Así pues quedamos con el guía y sus caballos al final del barranco y con Luis y su 4x4 en el punto en el que la senda más corta llegaba a la pista. Una vez terminamos el barranco y nos cambiamos, esperamos a que llegara el guía y cargamos los macutos en los caballos. Los que volvíamos por la senda corta nos pusimos una ropa ligera y cogimos la frontal por precaución, ya que ya eran las 16:30 (el sol se ponía a las 18h). Nitu, Jesu y el guía se fueron con los caballos mientras que el resto (Xevi, Kata y Mario) decidieron regresar por el camino corto al encuentro con Luis. Sin embargo, lo que parecía un mero trámite, resultó ser una odisea. Pese a ir siguiendo el track del GPS, en un punto en el linde de los prados con la ceja de selva no acertamos a encontrar un paso clave que daba continuidad al camino. Perdimos cerca de una hora dando vueltas hasta que en vista de que la noche se nos venía encima, decidimos volver al camino principal y regresar por allí. Sin embargo, pese a que disponíamos del track del camino largo,
Último rápel
desconocíamos totalmente el sendero que el guía y el resto del grupo habían seguido para volver. Así que nos apresuramos, siguiendo las huellas frescas del los caballos y las marcas características que las botas de barrancos grababan en el barro. Así fuimos rastreando el camino de vuelta hasta que la noche nos dio caza justo cuando las nubes se cerraron sobre el valle. Los truenos fueron el detonante de una tormenta que trajo abundante lluvia y viento. La temperatura bajó drásticamente. Empapados y provistos únicamente de una muda ligera, pronto el frío empezó a ganarnos la batalla. Pronto aparecieron las encrucijadas y los prados donde las huellas se perdían. Uno iba adelantado, tratando de buscar las evidencias que marcaran el camino correcto, y siempre a una distancia prudencial para no separar el grupo y empeorar la situación. La lluvia y la oscuridad comenzaron a dificultar el rastreo de huellas, mientras el frío se apoderaba de nosotros. La fuerte pendiente nos mantenía los cuerpos clientes, pero después de una exploración tan dura, el cansancio iba haciendo mella en cada uno de nosotros. Y no sólo eso. Sabíamos que íbamos a salir en un punto que no habíamos acordado, por lo que los problemas no iban a terminar al llegar a la pista. Poco a poco fuimos enhebrando la red de caminos y trochas hasta dar con el correcto. La senda empezó a profundizar en la montaña, hasta
Volviendo los 7 metidos dentro del 4x4 de Luis
discurrir bajo la espesa vegetación. Llevamos ya más de dos horas caminando. En este punto Xevi reconoce ya el tramo de vuelta que habían prospectado días antes por lo que estamos muy cerca de conectar con el camino principal. Finalmente llegamos a la pista, pero allí no había nadie. Sin embargo había una nota en el suelo, empapada por la lluvia. Era una nota de Luis, que nos decía que se acercaba al refugio en busca de cobertura para tratar de contactar con nosotros. Sin embargo no sabíamos cuándo iba a volver ni cuánto tiempo llevaba la nota allí. En vista de la situación, con fuertes vientos, lluvia y el intenso frío que a estas cotas nos amenazaba seriamente con dejarnos helados, decidimos echar a correr, literalmente, hacia el refugio. Allí tendríamos un lugar donde protegernos del viento y de la lluvia, además de cobertura para avisar de nuestra posición. Aunque aún teníamos cerca de dos kilómetros para llegar. Habíamos llegado a un punto en el que corríamos para que el frío no nos ganara la batalla. Kata, que se encontraba exhausto, nos seguía a cierta distancia. Cuando llevábamos un rato corriendo, pudimos vislumbrar a lo lejos unas luces rojas. Era el coche de Luis! Iban al refugio a buscarnos y en aquel momento estaban superando un tramo del camino inundado. Aceleramos el paso hasta alcanzarlo. Dentro del coche ya habían 4 personas, así que los tres nos metimos como pudimos, uno encimas de otro, y cerramos las puertas para entrar el calor... Nuestro Luis una vez más había sido nuestro ángel de la guarda aquella noche de perros. Si no se hubiera preocupado tanto por nosotros, quien sabe la noche que habríamos pasado a la intemperie...

Y así, de esta forma, culminamos la exploración de unos de los últimos barrancos abiertos en Ecuador. Con cascadas salvajes, paisajes espectaculares, vistas monumentales del Tungurahua y aventura de la de verdad. Quien sabe si alguien repetirá este descenso. Lo que si sabemos es que para nosotros ha supuesto una auténtica experiencia de exploración, un desafío deportivo de pura raza donde la montaña, la altura, el país, el clima, el barranco y sus cascadas se han conjugado para sumergirnos en la esencia viva de la exploración barranquista.

jueves, 12 de diciembre de 2019

Grupo Gocta y Planeta Calleja

Hace unos años colaboramos en la grabación del programa Planeta Calleja. Fuimos como staff técnico para ayudar al equipo de Jesús Calleja a que David Muñoz llevara a cabo su desafío: bajar por Yumbilla, una de las cataratas más altas del mundo. Ni que decir que la labor logística y técnica fue muy compleja, ya que en tres días tuvimos que acondicionar el barranco, que por aquel entonces estaba sólo con las instalaciones de apertura, y tutelar el descenso de una persona que no había hecho rapel en su vida. Pese a todas las dificultades conseguimos que llevara a buen término su desafío y que el cocinero tres estrella michelín culminara con éxito el descenso y su último rápel de 100 metros en volado.



Enlace al episodio completo

https://www.cuatro.com/planetacalleja/temporada-02/david-munoz/Planeta-Calleja-T02xP05-David-Munoz_2_1929930020.html

Memoria de exploración Ecuador 2019

Os dejamos la memoria de exploración de Ecuador de este año, con el diario de expedición y un resumen de los trabajos realizados hasta ahora

https://drive.google.com/open?id=1-nA-YThSFZfGEIVg8oNIzHrZxHAkU-76

viernes, 4 de enero de 2019

Nueva Guía de Barranquismo en Perú

Pincha y descárgate una muestra
Después de casi 10 años explorando barrancos en Perú, por fin sacamos a la luz una guía de barranquismo que recoge los descensos abiertos a lo largo de estas cinco expediciones en la amazonía peruana.

En la guía hay catalogados 19 descensos ubicados en la provincia de Bongará, en las estribaciones de la amazonia más septentrional del país. A su vez, están articulados en dos sectores. Por un lado los ubicados en el área de influencia de la municipalidad de Cuispes y que constituyen el "bosque de las cataratas", donde impresionantes saltos de agua se desploman desde lo alto de la ceja de selva, salvando casi 1000 metros de desnivel. Por otro lado están los descensos ubicados en Cocachimba y que se precipitan desde lo alto del circo Gocta. A parte de estos descensos, hay catalogados otros tres que se encuentran ubicado fuera de estos sectores pero se ubican en las proximidades de Pedro Ruiz.

Por su envergadura, algunos de los descensos se han articulado en varias partes. Cada una de ellas puede realizarse en el día.

De las 260 páginas de la guía, casi 50 de ellas están dedicadas a Perú con el propósito de ofrecer la información necesaria para que cualquier equipo pueda planificar una expedición de este tipo. Cada descenso contiene datos sobre su historia de exploración, hidrología y/o geología, así como una descripción de los accesos, descensos y retornos. Además, cada reseña se acompaña de mapas, topografías, coordenadas y abundante material gráfico.


Para realizar tu pedido, pincha aquí

https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSeVc05ziPzjFLvPouQQIFLqJHntR3YjkWsuYGK-niAfwjduFw/viewform
También puedes conseguirla en las siguientes tiendas:

Machay
canyonzone
descente-canyon



No te pierdas el video promocional rico, rico, rico...



Si tienes cualquier duda, ponte en contacto con nosotros a través del correo:
guiabarrancosperu@gmail.com

Colaboradores de la guía:

http://www.lacanonja.cat/

https://www.espeleologia.cat/es/

https://machay.es/es/

https://www.asedeb.es/

http://www.lacanonja.cat/

http://www.bestard.com/